La creación se puede explicar desde la figura del tetraedro, es decir, la pirámide, en este caso, de base triangular. Dos tetraedros unidos, masculino-femenino, conforman la estrella de David y la multiplicación de tetraedros hasta 64 (el número de codones del ADN y el número de hexagramas del I. Ching) nos conducen hasta una figura representada en todas las tradiciones espirituales llamada La Flor de la Vida.